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Educación canina y adiestramiento

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He aquí una pregunta muy frecuente: ¿cuántas veces al día tengo que pasear a mi perro y durante cuánto rato?

Muchos propietarios/as tienen dudas sobre este tema y, cuando pretenden encontrar una respuesta, parecen topar con información confusa o contradictoria.

La realidad es que no existe una pauta de paseos única y válida para todos los perros. Cada animal tiene necesidades diferentes y debemos adaptarnos a ellas. Sin embargo, sí podemos tener en cuenta algunos aspectos generales que nos ayudarán a determinar si las estamos cubriendo.

Ya escribí hace algunos meses una entrada sobre este tema, pero ahora es momento de pasar la palabra a la Doctora Sophia Yin, porque ella lo explica todo muy claro en este post.

No os perdáis los vídeos de César Millán y las reflexiones a las que Yin nos invita después de haberlos visto. Merece la pena dedicar unos minutos a mirar con detenimiento las imágenes.

Aprovecho para recomendaros muy mucho el blog y la web de esta experta en comportamiento animal: www.drsophiayin.com

He oído a mucha gente dar por sentado que dejar subir al perro al sofá está «mal».  Sin embargo, cuando preguntas por qué, un porcentaje elevado de esas personas no acaban de saber qué responder.

Algunas, incluso, terminan por reconocer que el suyo sí sube. Y, avergonzadas por la declaración, añaden enseguida alguna frase del tipo: «Pero no siempre, eh!».

En mi caso, reconozco abiertamente que encuentro pocas cosas más placenteras que tumbarme por la noche a ver la tele en el sofá junto a mi cruce de pastor alemán.

Sin embargo, el tema de debate no debería ser tanto el hecho de si un perro puede o no subir al sillón sino la manera en la cual una familia gestiona esa permisividad. ¿Podemos acabar generando un conflicto con nuestro animal? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?

Veterinarios y etólogos dedicados a la investigación han evidenciado, mediante estudios científicos, que es erróneo explicar el comportamiento de nuestros perros a través de las relaciones de dominancia (porque, de hecho, tampoco sirve del todo para explicar el comportamiento de las manadas de lobos salvajes).

Aunque sea todavía la tendencia más extendida en nuestro país, actuar como «el líder de la manada» en casa, con nuestros perros, es una idea que ya no comparte la comunidad científica dedicada al estudio del perro doméstico y del lobo. Y, además, es peligroso.

Entonces, ¿por qué empeñarnos en seguir pensando algo que ya está desbancado?

Aquí va una explicación sencilla, rápida y clara, que desmonta el mito de la dominancia tal y como la hemos entendido hasta ahora.