A mí la palabra “mascota” siempre me ha evocado más la idea de un muñeco-talismán o la de un dibujo animado que la de un perro al que uno considera parte de la familia. Y, llamadme rara, pero siempre me ha preocupado que el mismo término que sirve para describir a Pikachu, por ejemplo, tenga que servir para definir a mi perro. Total que ahora va y la Real Academia de la Lengua Española me da la razón…
…Pues no, no me la da. No todavía.
En el diccionario de la RAE siguen existiendo tres acepciones para el término “mascota”.
1- “Persona, animal o cosa que sirve de talismán, que trae buena suerte”.
2- “Animal de compañía”.
La tercera acepción sorprenderá a muchos, pero tampoco vamos a entrar en más detalle 😛
3- “Sombrero flexible”.[av_hr class=’default’ height=’50’ shadow=’no-shadow’ position=’center’ custom_border=’av-border-thin’ custom_width=’50px’ custom_border_color=» custom_margin_top=’30px’ custom_margin_bottom=’30px’ icon_select=’yes’ custom_icon_color=» icon=’ue808′ font=’entypo-fontello’]
¿Por qué algún día la RAE me dará la razón?
Aunque, hoy por hoy, el titular de este artículo es más la expresión de un deseo que de una realidad, yo creo que en un tiempo la RAE también verá que mi perro (o el tuyo, si estás leyendo esto y tienes uno en la familia) y Pikachu tienen poco que ver.
Desde mi punto de vista y el de muchos otros profesionales de la biología, la etología, la veterinaria y el mundo animal en general, llamar “mascotas” a los animales no favorece el hecho de que, socialmente, sean vistos como individuos con entidad propia cuyo fin principal No es el de entretener a los humanos.
Denominarlos “mascotas” no ayuda a que algunas personas entiendan que son seres que piensan, sienten y que tienen unas capacidades/necesidades diferentes a las nuestras pero que deben ser comprendidas y respetadas.
Por si alguien piensa que soy demasiado quisquillosa aclararé que No creo que todas las personas que usan la palabra mascota miren a su perro, su gato, su periquito o el animal que sea desde una perspectiva equivocada o poco respetuosa. Ni que los quieran o los cuiden menos que las que no usamos ese término. Por supuesto que no.
Pero es que el lenguaje influye en la percepción que una sociedad tiene de las cosas (los animales, en este caso) y a veces puede ser muy peligroso.
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Antes de opinar, espera a leer esto
Cuando se me pasa una idea por la cabeza, tiendo a pensar que ya habrá habido alguien antes que yo a quien se le haya ocurrido algo similar. No por nada sino porque, con tanta gente en el planeta, es difícil tener la exclusiva en el terreno de las nuevas ideas.
Total que, indagando un poco, enseguida descubrí la Hipótesis de Sapir-Whorf y la teoría del relativismo lingüístico, que dice que hay una relación directa entre el lenguaje de una persona y su forma de pensar y entender el mundo que le rodea. Algunas críticas a esta Hipótesis de Whorf dicen que tal vez no sea el lenguaje el que influya en la forma de pensamiento, sino al revés.
En cualquier caso, tanto la hipótesis como sus críticas apoyan mi razonamiento: seguir utilizando la palabra “mascota” no ayuda a que la gente corriente perciba a los animales con el respeto que éstos merecen.
No sé si fue primero el huevo (el surgimiento del término mascota) o la gallina (la falta de entendimiento hacia el mundo animal), pero tanto da.
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Los esquimales y el relativismo lingüístico
Como sé que esto del relativismo lingüístico puede sonar un poco enrevesado, o incluso aburrido para algunos, voy a poner un ejemplo curioso y muy claro que ayuda a entender su eje fundamental:
Los esquimales tienen más de 30 palabras distintas para describir el color blanco. Nosotros, sólo una. ¿Por qué? Porque viven rodeados de nieve y hielo, que son blancos. Y cuando uno vive rodeado de nieve y hielo, es muy importante saber si esa nieve o ese hielo está en un estado u otro para decidir si uno puede pasar por encima sin riesgo de que se rompa, por poner solo un ejemplo.
El blanco para los inuits tiene tanta importancia que utilizan términos muy específicos para determinar cada una de sus tonalidades. Sin embargo, nosotros usamos la palabra “mascota” para referirnos a especies tan distintas como perros, gatos, periquitos, conejos, hámsters, hurones, etc. Y no sólo eso sino que utilizamos el mismo término para hablar de Cobi (la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992) o del peluche de Winnie the Pooh. Visto así, podría parecer que no nos tomamos muy en serio a los animales…
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¿Qué palabra alternativa hay que utilizar en vez de “mascota”?
Para poder dejar de usar la palabra mascota, hay que tener un término alternativo, eso está claro. Lo bueno de la cuestión es que no hace falta darle muchas vueltas para llegar a la conclusión de que el término mascota puede ser sustituido por infinidad de palabras: perro, gato, periquito, conejo, hámster, hurón, etc. En realidad, nombrar a cada animal según la especie a la que pertenece es lo más correcto que podemos hacer.
Llamarle perro a un perro, o gato a un gato, es llamar a las cosas (los animales, en este caso) por su nombre. Y es la manera de terminar con las connotaciones erróneas.
Y, en el caso de que queramos aglutinar varias especies dentro de la misma palabra, como ocurre con expresiones del tipo “Accesorios para mascotas”, podemos decir “Accesorios para animales” y punto. Se trata de un término alternativo que ni es despectivo ni es inadecuado. Es, simplemente, descriptivo.
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Resumen y conclusión
El lenguaje marca nuestra manera de percibir el mundo que nos rodea o bien surge, precisamente, a partir de nuestra forma de mirar a ese mundo. Por tanto, el lenguaje es muy importante. Mucho más de lo que pudiera parecer a primera vista.
Las connotaciones positivas o negativas que un término pueda llevar consigo marcan, aunque sea de forma muy sutil, nuestra percepción de esa cosa/persona/animal.
Así, no es lo mismo decir, por ejemplo, “persona con discapacidad” que decir “discapacitado”. En el primer caso, se entiende que la discapacidad no imposibilita completamente a la persona. En el segundo, pudiera parecer que sí.
En el ámbito de los animales de compañía, la palabra “mascota” puede tener cierta connotación de “personaje que está ahí para entretenernos y divertirnos”. Por el contrario, los animales deben ser respetados y comprendidos según sus propias necesidades y no las de las personas que los tenemos en casa.
Por todo ello, mi propuesta personal es dejar de utilizar el término “mascota” para referirnos a los animales de compañía (expresión que tampoco me gusta nada, dicho sea de paso) y llamar a cada especie por su nombre. Y esto lo digo porque creo que en ello puede estar la llave para un cambio de enfoque que promueva una sociedad más justa y respetuosa con los animales no humanos.
11 Comments
A pesar de que comparto contigo el amor por los animales y estoy de acuerdo contigo en ciertas referencias lingüísticas que has mencionado, no veo por qué para ti la palabra ‘mascota’ entendida como ‘animal de compañía’ es para ti despectivo. Cierto es que para mí mi perra, a la que adoro, no la compararía nunca con Pikachu, pero por eso está la primera accepción y la segunda (de la tercera ni hablemos). Es decir, que porque un banco de peces no tenga nada que ver con un banco donde sentarse no significa que tenga que desaparecer una de las accepciones. La solución que aportas de llamar a los accesorios ‘accesorios para animales’ me resulta más vaga puesto que no son para animales en general, son para animales que viven con nosotros -llámales animales de compañía o no-, por tanto, si hay distinción entre los animales en general y los animales que viven con nosotros ¿por qué no usar esa terminología? Es cierto que las connotaciones positivas o negativas de un término marcan la percepción del mundo que nos rodea pero yo es que no le veo a la palabra ‘mascota’, entendido como un animal de compañía, ninguna connotación negativa. Quizá sea mejor enseñarles que las mascotas no son juguetes de usar y tirar sino seres vivos y eso se hace con el ejemplo.
Totalmente de acuerdo con tu post. Enhorabuena por plantearlo así de congruentemente y con tantísima info!
Estoy de acuerdo en que el lenguaje influye mucho en nuestra percepción del mundo, pero personalmente no me parece incorrecto o despectivo el término «mascota».
De hecho, se comenzó a usar coloquialmente en 1880 partir de una obra de teatro de Edmond Audran titulada «La mascotte».
La protagonista de la obra no era ningún animal, era una campesina que cree que atrae la buena suerte de todos quienes estaban con ella.
A su vez, la etimología de Mascotte hace referencia a «masco», que significa «hechicera»…
«Una mascota es una persona, animal o cosa a los que se atribuyen virtudes para alejar desdichas o para atraer la buena suerte. Es una creencia que entronca con la etapa animista de la humanidad, cuando se creía que todo en la naturaleza tenía alma, y que los espíritus de la naturaleza podían ser benéficos o maléficos, en razón de las relaciones que la sociedad o el individuo tuviesen con ellos. El animal del que cada sociedad esperaba más protección, era erigido como tótem, una especie de divinidad exclusiva de ese pueblo. Exigía culto y respeto de una serie de normas, y a cambio daba protección y prosperidad. Es ahí donde tiene su más completo referente la consideración y la denominación de mascotas para los animales de compañía».(http://www.elalmanaque.com/lexico/mascota.htm).
¡Un saludo y gracias por hacernos reflexionar en simiperrohablara.com!
Trabajo como veterinaria de pequeños animales, me preocupa mucho el bienestar animal y tengo formación en etología por lo que a menudo comparto impresiones con muchos dueños de mascotas. Creo que el contenido peyorativo de las palabras se lo damos los humanos con el buen o mal uso que hagamos de ellas. Me he cuestionado muchas veces si debía referirme a mis pacientes como mascotas pues en mi memoria siempre hay alguna extraña asociación con la burla y el desprecio al utilizar este término. Sin embargo, en general cuando oigo a alguien referirse a su compañero no humano como mascota no lo hace con desprecio sino con cariño. Me da igual Pikachu. Creo que no hace falta inventarse palabras nuevas. Yo personalmente seguiré llamando mascotas a mis bichos. Gracias por tu interesante reflexión. Saludos.
OLÉ, OLÉ, OLÉ!!! Te felicito por tu post.
Y no eres demasiado quisquillosa… a mi también me chirria ese término y hago diariamente malabares lingüísticos…
Quizás por ser nativa alemana y hablar varios idiomas, que me permiten comparar… y darme cuenta de la grave falta de léxico de todo relacionado con las ‘mascotas’, bienestar y protección animal… en el idioma de Cervantes.
No conocía la Hipótesis de Sapir-Whorf, pero sé que la PNL (Programación Neuro-Lingüística) usa la conexión entre los procesos neurológicos y el lenguaje para ‘reprogramar’ patrones de comportamiento aprendidos.
Por ello estoy completamente de acuerdo contigo en que un lenguaje positivo y respetuoso en lo que concierna a los animales es la llave para un cambio en la percepción de ellos a nivel de toda la sociedad.
Un saludo.
A mi me encanta el termino «mascota». Me parece amigable y cariñoso.
Por cierto, hay una pagina excelente si están buscando mascota o si quieren publicar un anuncio gratis relacionado con mascotas. Se llama Soytumascota.com y lo mejor es que funciona en varios países. La recomiendo!
Basado en tu premisas entonces no deberíamos usar términos como mi esposa, mi hijo, mi primo…el respeto hacia las personas o animales no pasa por las acepciones o significados primarios de las palabras, pasa por la carga de respeto, moralidad y ética con la que cada individuo percibe a los seres referidos por esas palabras, es decir que negro no debe ser despectivo sólo porque un grupo de equivocados usara la palabra para lastimar u ofender. Y no lo comento para desestimar tu opinión, lo hago porque este tipo de iniciativa, antes de enriquecer nuestro idioma, nos va a dejar casi sin léxico.
Estoy totalmente de acuerdo con la autora del post. Un día, nuestra ilimitada estupidez nos obligó a encontrar una palabra española equivalente a la inglesa «pet». Y ahí empezamos a usar «mascota», palabra que hasta entonces significaba otras cosas. Se ve que «animal de compañía» nos parecía largo o raro. Luego fue la RAE y, cómo no, admitió la acepción.
La verdad que no puedes comparar a Pikachu, nombrándolo «mascota con un animal que se ha tranformado en compañero de vida. Es lo mismo que hablar de ser despectivos con los hermanos al no nombrarlos, tengo 8 hermanos y al relatar un episodo similar sería algo tedioso para el resto escuchar a cada instante sus nombres. En mi caso tengo 3 perros, 2 gatos, 3 patos, 2 gansos, 5 galiinas y todos conviven sin problemas. Los 3 perros, 2 gatos, 3 patos, 2 gansos y 5 gallinas los comencé a criar desde pequeños por una u otra causa, pero generalmente debido al abandono que sufrieron. Los 3 perros, 2 gatos, 3 patos, 2 gansos y 5 gallinas…. por eso digo hermanos, amigos y …mascotas. Tengo muy claro lo que significa mascotas, ahora que otros usan esta denominación para juegos, cábalas del deporte etc, es asunto de ellos como un reality de tv que nombra a uno de sus programas «gran hermano» y ninguno es familiar entre ellos.
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Reconozco que carecía de importancia para mí reflexionar sobre este tema, agradezco mucho a la persona que realizó tán acertada racionalización y dedicación a ésta redacción. Muchas gracias por contribuir con su pensamiento.
Me hubiera encantado colocar la imagen de los perritos, gatitos, gorriones, cuyos y hámster que me acompañaron en una etapa muy dolorosa de mí infancia y adolescencia pero, ese es otro cantar. Buenos deseos