¿Tu perro ladra demasiado? ¿Parece que quiere comerse a cada perro que pasa por su lado? ¿Tira de la correa durante los paseos? ¿Todavía hace pis dentro de casa?…

El repertorio de “malos hábitos caninos” es largo. Tanto como la desesperación de algunos propietarios que creen no haber sido hábiles en la educación de sus perros. Pero no siempre toda la culpa es del propietario. …¡Ni tampoco todo el mérito!

Si eres de los que cree que el perro del vecino se porta mucho mejor que el tuyo, esta información te interesa. Si piensas que tú y tu perro sois los vecinos envidiados, sólo te digo una cosa: también deberías leerla. 😉

Algunos programas televisivos y ciertos educadores caninos poco documentados han fomentado la idea de que quien no tiene un perro modélico es porque no se ha esmerado suficiente en su educación. Esta idea es engañosa.

En realidad, los problemas de comportamiento en perros son siempre multifactoriales. Eso quiere decir que no dependen únicamente de la buena o mala actuación de los propietarios. Desde el ambiente intrauterino cuando nuestro perro estaba en la barriga de su madre hasta las primeras experiencias que tuvo antes de llegar a nuestras manos pueden haber influido de forma determinante en su comportamiento.

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Genética + Ambiente 

El comportamiento de cualquier perro es la suma de su carga genética y de las experiencias que le proporciona el entorno en el que se desarrolla.

Además, entran en juego otros factores como la edad del animal, su estado de salud, las vivencias que tuvo durante su etapa de cachorro, etc. Incluso la dieta y el nivel de ejercicio pueden influir sobre el comportamiento.

No es ninguna barbaridad afirmar que hay perros con más tendencia que otros a mostrar conductas de agresividad o miedo, por ejemplo. Y sí, algunos son más obedientes que otros por naturaleza.

Ahora bien: un manejo apropiado por parte del propietario es una pieza importantísima en la prevención y solución de problemas de comportamiento.

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Discriminar por raza: ¿es justo?

Si bien es cierto que la actual normativa sobre los llamados “Perros Potencialmente Peligrosos” tiene muchísimas pegas, no se puede obviar el hecho de que algunas razas de perro han sido genéticamente seleccionadas para llevar a cabo determinadas funciones. Muchas veces, esas funciones han estado intencionadamente relacionadas con la agresividad.  Eso implica que buena parte de los individuos de esas razas pueden tener una fuerte tendencia innata a mostrar conductas agresivas en determinadas situaciones (no siempre, y por eso hablo de conductas agresivas y no de perros agresivos). Igual que perros de razas seleccionadas para la caza, por ejemplo, mostrarán, por lo general, tendencias naturales a levantar o perseguir presas. En realidad, no hay nada malo en ello. Al contrario:

La raza nos puede servir, muchas veces, como pista para saber cuáles van a ser las potencialidades de nuestro perro y, por lo tanto, para trabajar con ahínco en una educación particularizada desde el principio. Mira este otro post sobre razas de perros para saber cuál podría ser tu media naranja.

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4 recetas contra la frustración

En realidad, los perros no se portan ni mal ni bien, lo que pasa es que nuestras normas sociales no son las mismas que las suyas. Ellos se comportan como perros, que es lo que son, y a nosotros eso nos resulta a veces problemático: ladran, muerden, se quejan al quedarse solos en casa… Entender el origen de sus comportamientos y encontrar la manera de adaptarlo a nuestro estilo de vida es la clave para una convivencia feliz. Pero hay que saber cómo hacerlo para preservar, en todo momento, el bienestar del animal.

Y dicho esto, ahí van cuatro consejos útiles para lograr que te sientas un poco menos culpable si todavía no has conseguido que tu perro esté tan bien educado como te gustaría:

1- No es oro todo lo que reluce: Deja de comparar a tu perro con los demás. Cada animal tiene sus particularidades, sus defectos y sus virtudes. Intenta aprovechar al máximo las potencialidades del tuyo y reconducir aquellos comportamientos que te resultan molestos.

2- Cuestión de genes: comportamientos como el miedo, la agresividad o la excitabilidad tienen una heredabilidad significativa. Por lo tanto, muchas veces tendremos que asumir ciertas tendencias innatas a responder con miedo o agresividad (o ambos) en perros hijos de padres que mostraban esos comportamientos.

3- Pedir ayuda es de sabios: Una ayuda experta es valiosísima cuando se trata de garantizar la buena convivencia entre tu perro y tú. Busca un etólogo canino o un educador canino de calidad y déjate ayudar. Invertir en educación para tu perro es invertir en felicidad para ti y para él.

4- Quien algo quiere, algo le cuesta: Educar a un perro, como a un niño, requiere tiempo, dedicación y cariño. Si te implicas en la tarea, conseguirás resultados.

Y ahora… ¡A disfrutar con tu perro!

 

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4 Comments

  1. Hola Alba. Gracias. Necesitaba Este Post.

    Recogimos de la calle a Tibet hace algo mas de un año. Un precioso mestizo podenco de cuya adopción me alegro cada día. Al principio, contraté un etólogo para la integración del perro en la familia. Tibet tenía unos dos años, llegó sin chip, con unos perdigones en la pata, bastante desnutrido… y creo que nunca había llevado correa.

    Su ayuda fue impagable si bien el peligro de su posible «mala educación» fueron los muchos mimos que le hemos prodigado. La llegada de un perro supone un gran impacto en una familia que desea tener un perro y no controlamos demasiado los achuchones.

    Durante un tiempo reconozco que comparaba a mi perro con otros, formales y tranquilos trotando junto a sus amos (y sueltos!). Si yo suelto a Tibet se dispara como un bólido y, aunque acaba volviendo, el paseo no es todo lo relajado para mí como hubiera querido.

    Pero a lo que voy es a que lo asumo, por fín. Él es un perro de caza, no está diseñado para permanecer quieto en una casa por mucho que le queramos…

    Procuro pasear y correr con él por el río (vivimos en Valencia) y me centro, y a eso voy, en los ratos (que cada vez son más) en que Tibet pasea a mi lado a una velocidad intermedia entre la mía y la suya.

    Al final, una buena convivencia, acaba confiriendo un equilibrio entre tú y tu perro. Quizá no el «perfecto», pero sí el vuestro.

  2. Me parece muy acertado el artículo, aunque añadiría varios motivos más:

    -cada uno hace lo que puede y no todas las personas tienen los conocimientos suficientes para educar a un perro.

    -la raza es algo muy importante a tener en cuenta. No es lo mismo un bulldog inglés que un perro de pastoreo, ni a nivel de inteligencia ni a nivel de estar pendiente del dueño. Por tanto no midamos el nivel de obediencia entre perros sin mirar nada más.

    -hay perros que se adoptan de protectoras o se cogen de la calle que vienen con problemas importantes. No se puede comparar a un perro con un correcto período de impronta que otro que ha estado totalmente aislado durante un largo período de tiempo o situaciones similares.

    Dicho esto, si un perro tiene problemas es conveniente buscar ayuda de un profesional para mejorar la situación.

    Buen artículo 😉

  3. Ana dugoni Reply

    Hola buenos dias
    Muy interesante. Tengo 2 pinchers de 3 y 4 años. Son muy buenos pero el pequeño aun me hace pis en casa
    Hemos intentado una castracion quimica que no ha funcionado y solo ha logrado que se ponga gordisimo!
    Aun asi le recrimino y el sabe que no lo debe hacer pero lo hace. Pero si un dia me quedo el se aguanta . Normalmente los saco entre 3-4 veces dia y siempre en el mismo horario. El mayor no lo hace a menos que sea una urgencia
    Pero el pequeño todos los dias y ya no se que hacer!
    Una cosa que he observado que desde pequeño simpre varias veces al dia succiona una manta que tiene, es muy extraño pero desde siempre lo hace y quiza tenga que ver que no pudo ser amamantado x mastitis de su mama
    Saludos
    Gracias

  4. Me ha encantado el artículo! En el fondo todos lo sabemos pero necesitamos que alguien nos lo confirme de vez en cuando. Me paso todos los días un rato del paseo diario trabajando muchos ejercicios, ven, sienta, quieto, camina junto, echado, coge la pelota todos con variaciones en corto y a distancia, y muchos más. El mío es un bull terrier miniatura, y aunque trabajamos a diario, frustra ver cómo otros perros reconocen órdenes con mucho menos trabajo y dedicación. Pero no penséis q lo hacemos con un fin en concreto, simplemente para estrechar lazos de unión y pasar un rato agradable juntos

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