Cada día veo a más personas entrar con sus cachorros en zonas reservadas para perros con la mejor de las intenciones: enseñarles a relacionarse con otros perros. La realidad es que educar a un cachorro en un pipi-can puede ser muy mala idea si no se tienen en cuenta algunos aspectos importantes. Enseguida te cuento cuál es la delgada línea entre la educación y el despropósito…
Cómo enseñar a un cachorro a no morder las manos es una de las preguntas más frecuentes en mis consultas de etología canina. En realidad, no es tan difícil como algunos propietarios piensan. Ahí va el truco 😉
Parece haber un consenso entre la comunidad de expertos en cuanto a que la edad óptima para separar al cachorro de la madre y los hermanos y llevarlo a casa es entre las siete y las ocho semanas de edad, aproximadamente a la mitad del denominado periodo de socialización.
Los perros aprenden a relacionarse con las personas y con los otros perros durante toda su vida, pero fundamentalmente lo hacen desde las tres semanas hasta los tres meses de edad. Esa es la etapa a la que nos referimos cuando hablamos de “periodo sensible de socialización” y es importantísima para el desarrollo del cachorro. Como vimos en el post anterior, marcará su carácter y comportamiento durante la edad adulta.
Muchos perros son abandonados o eutanasiados cada año y, precisamente, los problemas de comportamiento aparecen como una de las razones más citadas en las renuncias de propietarios.
Las clases de socialización de cachorros son un elemento clave a la hora de prevenir futuros problemas de conducta. Por lo tanto, estas sesiones -siempre controladas y dirigidas por profesionales del ámbito veterinario y/o de la educación canina- deberían ser una de las prioridades de todo propietario/a que acaba de adquirir un cachorro.