Seguro que más de una vez habrás oído decir que los perros ven en blanco y negro. Crees que esa afirmación es cierta?
Si tienes un momento, y la curiosidad de aclarar tus dudas, en este post vas a descubrir parte de lo que se sabe hasta ahora sobre la visión de los perros domésticos.
Para empezar, lanzaré una pregunta: ¿Distinguir una pelota amarilla sobre un césped verde puede ser un reto para tu perro…?
Tradicionalmente se ha venido pensando que los perros tenían poca capacidad a la hora de distinguir colores y que la visión cromática del entorno que les rodeaba no interfería demasiado en su comportamiento. Quizás te sonará la frase «Los perros no ven el mundo; lo huelen» en referencia a la importancia del sentido del olfato por encima del de la vista…
Sin embargo, estudios realizados a finales de los ’80 y principios de los ’90 demostraron que, efectivamente, el perro es capaz de distinguir algunos colores.
La imagen a continuación muestra una comparativa de la visión cromática de los humanos y la de los perros.
Es interesante ver que, muy probablemente, ellos distingan bien el negro o azul del amarillo, por ejemplo, pero no puedan, en cambio, distinguir el rojo, el naranja y el verde, que tal vez perciben con tonalidades también de azul o amarillo.
De ahí que tirar una pelota amarilla a nuestro perro sobre un césped verde pudiera suponer una broma de mal gusto si no fuera porque, en la búsqueda del juguete, entran en juego otras capacidades como la olfativa o la de detección del movimiento.
Mejor visión nocturna
En los mamíferos, ocurre que los conceptos de sensibilidad visual y agudeza visual están irremediablemente reñidos. Eso quiere decir que aquellas especies que son capaces de ver con poca luz (sensibilidad), no tienen tanta capacidad a la hora de distinguir los detalles de las cosas que miran en condiciones lumínicas óptimas (agudeza). Y a la inversa.
En los humanos, prevalece la agudeza. En los perros, la sensibilidad. Por eso nosotros somos más hábiles a la hora de distinguir, por ejemplo, a nuestro amigo acercándose por la otra acera de la calle, en un día de pleno sol. Sin embargo, seguro que nuestro perro no acaba de entender por qué las farolas de la calle se encienden en cuanto empieza a oscurecer.
La agudeza visual del perro equivale al 20%-40% de la de los primates. Por otra parte, el umbral de visión del perro -es decir, la intensidad mínima de luz que despierta sensación luminosa- es 4-5 veces inferior al de los humanos. En otras palabras, el perro ve mejor que nosotros en condiciones de luz escasa.
Y, además de todo esto, el sistema visual del perro parece ser muy eficaz (¡significativamente más que el nuestro!) a la hora de detectar el movimiento.
Otro aspecto destacable es que el ojo del perro tiene una capacidad de acomodación menor que la de nuestro ojo y por eso, seguramente, tiene dificultad para ver con nitidez objetos situados a menos de 35-50 cm de distancia. Dejando a un lado algunas razas o individuos que pueden, además, padecer miopía.
Y ya para acabar, una última curiosidad: la información visual que llega a cada hemisferio cerebral del perro procede, en un 75% de un ojo y en un 25% del otro, mientras que en los humanos cada hemisferio recibe un 50% de cada ojo.
Así que ya véis: existen bastantes diferencias en la forma en la que perros y humanos vemos el mundo que nos rodea. Y, ya que nunca podremos mirar a través de los ojos de nuestro perro, no está de más conocer lo que se intuye o se sabe hasta hoy sobre la visión canina. Seguro que puede sernos de utilidad.
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