Todavía se ven por las calles y plazas de mi ciudad –Barcelona-, perros con collares eléctricos alrededor del cuello y propietarios que intentan controlarlos a distancia.
Me recuerdan un poco a niños pequeños usando coches teledirigidos, con la diferencia de que, en este caso, se trata de animales y no objetos con “control remoto”.
La cuestión es que hay quien se plantea si el collar eléctrico para perros es o no perjudicial. Y yo, como profesional del comportamiento canino, ya hace tiempo que vengo indagando sobre el tema.
Voy a contaros algunas cosas que os harán entender por qué no hay que usarlo. Y, si alguien está en desacuerdo, lo invito a participar en el debate dejando aquí sus comentarios. 😉